Musicoterapia en Geriatría
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Muchas veces pensamos, y es una especie de imaginario social, que la vida se termina cuando una persona mayor ingresa a un geriátrico. Que no son lugares lindos, que se los maltrata, hay una creencia negativa en relación al geriátrico.
Y puede ser que esto sea así en muchos lugares, pero hoy en día la gran parte de instituciones geriátricas, por lo menos aquí en Buenos Aires, cuentan con personal capacitado, habilitación, diferentes propuestas de talleres y de terapeutas que trabajamos en pos de mejorar la calidad de vida de los residentes.
El ingreso de una persona a una residencia geriátrica suele ser muy traumático no solo para el futuro residente, sino también para la familia. Puede aparecer la culpa en los familiares y el desaliento en el resiente por el cambio brusco en su vida.
En muchos casos, la institucionalización puede ser la mejor opción para el adulto mayor y para los familiares, pues ciertas patologías requieren de cuidados especiales que no pueden brindarse en la casa. Por otra parte, quienes asisten por años a estas personas pueden verse dañados en su salud física y mental, sucumbir ante la sobrecarga y deteriorarse junto a su familiar.
Existen diferentes perfiles de residentes en las instituciones:
Aquellas personas mayores que presentan alguna enfermedad neurodegenerativa (en diversos grados, leve, moderada o grave), aquellos que por cuestiones físicas no pueden vivir más solos y adultos con síntomas psiquiátricos (los cuales muchas veces son menores de 60 años).
Este abanico de situaciones que presenta cada residente hace que como terapeutas tengamos que estar preparados para abordar diferentes circunstancias, diferentes realidades, historias, personalidades, problemas. Y tenemos que sumar el contexto institucional y familiar.
¿Cuál es la situación del residente? No está en su casa, con sus objetos, con su familia, está con desconocidos que muchas veces no tienen ganas de estar, se le dice cuándo dormir, cuándo comer, qué comer, los higieniza una persona, no puede elegir libremente qué hacer y a qué hora hacerlo. Todo esto y más atraviesa a la persona que es residente de una residencia geriátrica.
Entonces cuando ingresamos como profesionales a una residencia geriátrica tenemos que saber que nos encontramos con personas atravesadas por todas estas circunstancias.
Como musicoterapeutas contamos con diferentes formaciones que nos posibilitan el poder abordar estas situaciones a través de experiencias musicales.
La forma en que se plantean las propuestas desde musicoterapia es de forma grupal o individual dependiendo el objetivo y cada caso en particular.
A partir de experiencias musicales significativas buscamos:
- Promover la interacción social del residente con sus pares, musicoterapeuta y asistentes;
- Estimular funciones cognitivas;
- Favorecer el movimiento físico a través de la ejecución de instrumentos musicales;
- Aumentar autoestima y motivación, y
- Facilitar un espacio donde logren expresar sus emociones y sentimientos.
El trabajo en grupo es valioso para generar grupo de apoyo y lazo social. Es muy importante considerar que dentro de un grupo hay diversas personalidades con una historia particular, lo que significa que no podemos generalizar a la hora de realizar las intervenciones.
Por ejemplo, puede suceder que surjan conflictos y discusiones entre residentes, pero si nosotros como musicoterapeutas contamos con ciertas herramientas y conocemos ambas partes, podremos facilitar puntos de encuentro donde se logren identificar a través de una canción o desde cualquier otra experiencia musical. Aquí puede suceder que aparece la escucha hacia el otro, una mayor comprensión y mayor tolerancia.
Como decimos siempre, es muy importante la utilización de aquella música que para cada uno es relevante, y para el trabajo en grupo aquellas canciones que pertenecen a la historia colectiva de una comunidad particular.
El objetivo principal en las sesiones de musicoterapia es el de que la persona recupere su autonomía, el poder de decisión, lo que favorece el aumento de seguridad.
Entonces, ¿los Musicoterapeutas somos los que vamos con la guitarra a divertir a las personas que se encuentran en una residencia? No necesariamente. Las personas pueden divertirse o motivarse, pero este no es el fin último de las sesiones de musicoterapia en una residencia geriátrica. Cada intervención que realizamos es con ciertos objetivos terapéuticos, y mejorar la calidad de vida de la persona en la residencia.