Música y Cerebro
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La gran mayoría de las áreas de nuestro cerebro se ven afectadas por la música, es decir que no existe un área específica que sea exclusivamente musical. Aunque hay estudios que nos afirman que existen áreas más sensibles al estímulo musical. En el procesamiento musical se integran los dos hemisferios cerebrales.
Necesitamos del área del lenguaje para leer una partitura, para cantar letras de canciones; se activa la memoria y la emoción cuando recordamos una canción y quizás nos lleva hacia alguna situación vivida; o cuando tocamos algún instrumento necesitamos recordar cómo se realizan los acordes. También entran en juego la atención cuando cantamos con otro para poder seguirlo. Y cuando escuchamos una canción que instantáneamente nos hace mover se encienden las áreas motrices.
Es decir que hacer y escuchar música es un proceso activo donde todo nuestro cerebro entra en juego.
Durante toda nuestra vida estamos expuestos a sonidos, a información auditiva de nuestra casa, de la ciudad, de objetos, de movimiento, que requieren de nuestra atención (o no).
El sonido ingresa en nuestro oído, y diferentes sistemas fisiológicos y células que transforman las ondas sonoras en impulsos eléctricos hacen que llegue al nervio auditivo y de este nervio a la corteza auditiva donde se interpretan los sonidos.
Cuando se escucha música, o hablamos con alguien, el lóbulo temporal (que es esa parte de nuestro cerebro que está cerca de los oídos) está tratando de descifrar esa información y la dirige a diversas áreas cerebrales de acuerdo a lo que es necesario. Y a través de la activación de la atención va a seleccionar aquellos sonidos que son importantes para determinado momento. Acá entran en juego el procesamiento del sonido y la memoria auditiva.
La música tiene efectos observables en el funcionamiento del cerebro humano, los cuales son utilizados en musicoterapia para ejercer una función terapéutica.
Todo trabajo que realizamos los musicoterapeutas está dirigido a modificar las funciones de estructuras biológicas específicas del cuerpo humano. Y Dicho cambio comienza en el cerebro, ya que es el encargado de responder a nuestras emociones con cambios fisiológicos, modula nuestros movimientos, nos ayuda al aprendizaje, lenguaje, motivación y todas las acciones que llevamos a cabo todos los días de nuestra vida.
Vamos a dar algunos ejemplos:
En el Tratamientos con pacientes con déficit cognitivo aquello que determina los objetivos de la musicoterapia es la capacidad que tiene el cerebro para procesar la información y para dirigir estrategias de afrontamiento ante estos déficits.
Otro ejemplo: en el Ámbito hospitalario, dependiendo de cada caso, se busca la disminución de la percepción del dolor, lo que se logra por medio del incremento del umbral del estímulo doloroso que llega a las áreas somatosensoriales del cerebro del paciente, desviando la atención hacia una experiencia más saludable y placentera.
En pacientes con dificultades físicas y motrices el foco está puesto en mejorar el desempeño físico, que es un tipo de comportamiento que depende de la motivación y el control neurológico originado en el cerebro.
Y por último, en pacientes con afasia el tratamiento está dirigido a utilizar la plasticidad funcional del cerebro, compensando las capacidad de procesamiento perdida por lesiones y otros daños cerebrales. En este caso el lenguaje.
Con esto quiero decir que nuestro cerebro tiene la capacidad de reorganizarse desarrollando nuevas sinapsis y eliminando aquellas que no sirven, esta capacidad se denomina Plasticidad Neuronal. A través de la participación activa de la persona en musicoterapia se pueden lograr cambios neuronales que pueden sortear disfunciones a causa de un traumatismo, acv o enfermedad, y por consiguiente se logran cambios a nivel fisiológico, emocional, cognitivo y motriz.
¿Y cómo es que se sabe todo esto? Se han realizado muchas investigaciones con músicos, específicamente en lo que sucede en el cerebro durante la ejecución, escucha y lectura musical. La música demanda a nuestro cerebro información única en comparación con otras actividades. Incluso se ha investigado el aprendizaje musical en niños y se observa cambios significativos en diversas áreas cerebrales e incluso (y muy importante) se observaron mejoras en áreas no musicales como el lenguaje, atención y memoria.
La música está relacionada con las funciones cognitivas, las emociones, los estados de ánimo, nuestra capacidad creativa, y también guarda una relación muy estrecha con el lenguaje.
Por esto, desde la musicoterapia, es efectiva para reeducar nuestro cerebro y restablecer funciones cerebrales que fueron dañadas, generando nuevas redes neuronales. Impactando en nuestro cuerpo, en nuestras relaciones, en nuestra comunicación y en nuestra vida cotidiana.